No es la primera vez que publicamos encuestas sobre el
conocimiento que tienen nuestros vecinos acerca de los candidatos, previo a una
elección en Ituzaingó.
Sabemos –por escuchar a los vecinos- que es prematuro
manejar cifras –no importa quién las tome- 200 días antes del acto
eleccionario.
Pero después de comprobar que esta encuesta ya había sido
publicada por varios medios y agencias de noticias, aunque no conozcamos a la
consultora que hizo el muestreo, nos decidimos a sociabilizarla con nuestros
lectores.
Porque estamos seguros que esto acerca a los vecinos a la
aventura de conocer a los candidatos y porque sabemos también -¿quién no?- que
el voto se decide un mes antes y no siete.
Después de esta dichosa encuesta el Intendente es la primera
vez que me saluda con una risa de oreja a oreja, aunque sospecha e imagina que
en cualquier momento volvemos con nuestro blog “chau descalzo”.
Walter Elías puede estar un poco optimista aunque tiene que
ser muy tonto si no evalúa que si De Narvaez va con más de una lista, vaya a
saber qué hace el vecino común con la urna por delante.
A Osvaldo Marasco no le gusta salir en una encuesta mucho
más debajo de lo que él supone que mide y Larrache no fue incluido
sencillamente porque no se había lanzado aun.
Todos supuestos. Elías, Marasco y Julio Díaz aparecen en
fotos con De Narvaez que necesita los votos de todos los distritos para ser
gobernador. ¿Cuál es el candidato a Intendente por este espacio?
Nadie lo sabe fehacientemente y no somos nosotros a quienes
va a consultar el “colorado” para decidirse.
¿Por qué entonces no tranquilizarnos y dedicarnos a ocupar
cada uno el lugar que le corresponde: al periodista comunicar lo que pasa y al
político ocuparse de llegar con sus propuestas a la mayor cantidad de vecinos
posible?
Parece que la virulencia manifestada hasta el hartazgo por
la presidenta de la Nación hacia el multimedios mediático ha prendido en algún
candidato acá en Ituzaingó, que prefiere ver en el emisario (La Voz de
Ituzaingó) el verdadero origen de su problema.
El tiempo y el vecino tienen la última palabra.
Daniel Jorge Galst